
Dentro de la fundación Manos Abiertas funciona el Equipo “Madre Teresa”, en el cual María Clara comanda un equipo de voluntarios que acompañan con gestos cotidianos a quienes se sienten solos:
Especialmente ancianos en hogares, padres con hijos enfermos y personas en situación de calle. Conocé la labor que llevan a cabo y cómo se puede colaborar.
¿Cómo comienza este proyecto?
“Manos Abiertas” y el Equipo “Madre Teresa” trabajan en todo el país, con obras que se replican en varias provincias, son 49 las obras abiertas. En Buenos Aires, “Madre Teresa” comenzó hace 4 años y está al servicio de las demás obras, por ejemplo “Casa de la bondad” que está con enfermos en el fin de su vida. Acompañamos a personas en sus casas, lo hacemos en pensionados como el de la “Hermana Josefina”, también en “Casa de la Misericordia”, asistiendo a personas que van a comedores comunitarios para las cuales la soledad también es un signo. La línea es acompañar y estar muy atentos a sus necesidades, ese es nuestro servicio hacia ellos, porque las necesidades van, a veces, mucho más allá del tener algo para comer. Eso te lleva a acercarte a las personas y poder estar con ellos y escucharlos: algunos necesitan que los acompañemos a un turno médico, a una operación, a salir a dar una vuelta. En el caso de las señoras, el aislamiento que provoca la soledad a veces nos lleva a decir “acá hay mucho para dar que se puede transformar”. Yo creo, sobre todo, que uno puede fortalecer proyectos de vida de las personas y que también podés renovarlos, podés hacerlas sentir que valen, que son dignas: esa es nuestra misión.
LOS MAYORES NECESITAN UNA MANO
Porque sabemos que son muchos los asociados de la tercera edad que necesitan contar con una ayuda y sobre todo, alguien que los pueda acompañar en sus actividades cotidianas, y en especial en aquello que tiene que ver con la salud, estamos trabajando para ofrecerles un nuevo servicio en este sentido.
¡Ya los iremos poniendo al tanto de las novedades!

¿Quiénes son los que más sufren de la soledad?
La soledad como signo de este tiempo nos atraviesa a todos: hay una soledad que es buena, que permite interiorizarse, buscarse a sí mismo y tener momentos de paz; pero también hay una soledad que es la “no positiva”, que es la que lleva al aislamiento. Yo creo que quienes más sufren la soledad son las personas mayores y aquellas personas que se sienten marginadas. Y a lo mejor, el tema de la soledad pasa en muchas etapas y en muchos momentos de la vida: a veces se trata de acompañar a alguien que está cuidando a un enfermo – nos hemos acercado también a lugares y a hospitales donde el acompañamiento se hace a esos familiares que están sentados horas esperando que les den un diagnóstico, un resultado. Es decir, tratamos de ir detectando qué significan los momentos de soledad para cada una de las personas y en qué momento se van dando.

¿Cómo llegan a las personas que necesitan ser acompañadas?
En Buenos Aires, el voluntariado del equipo “Madre Teresa” tiene su sede en la “Parroquia del Santísimo Redentor”, a donde muchas personas se acercan. El vínculo comienza con los Ministros de la Eucaristía que les llevan la comunión y se encuentran con personas que están totalmente solas. Es “de boca en boca” como se va dando, o acercándonos a instituciones en las que sabemos que la soledad también atraviesa a algunas de las personas que están ahí; generalmente nuestro trabajo es con personas mayores.
¿En qué consiste el acompañamiento?
El acompañamiento pasa desde una escucha, desde el silencio, a “te acompaño a hacer algo que necesitás” o en la medida que se detecta que esas personas pueden no estar vinculadas con sus familiares, buscar la manera y hacerlos notar que hay cosas que se pueden volver a empezar en la vida. Por ejemplo, en el caso del pensionado de mujeres de la “Hermana Josefina”, se les da talleres literarios, hay un bingo mensual en el que se reúnen, también lo que buscamos es vincularlas entre ellas. Considerando que las edades que tienen o las etapas en las que están son de sabiduría; yo creo que se trata de buscar en el otro el valor que tiene y reconocérselo – nos ha pasado que íbamos a dar un taller de tejido y nos dimos cuenta que lo podría brindar una de las personas que había asistido al taller. Ella lo sabía hacer muy bien y quedó reconfortada porque dirigió ese taller.
¿Cómo se puede colaborar?
La clave de esto son los voluntarios que tengan el deseo, y a parte, la voluntad de hacer esto: no solamente porque tengo tiempo libre sino porque deseo acompañar a alguien. Uno a veces descubre qué es esto de entrar en la solidaridad cuando lo iluminan. Creo que este es un momento en el que nos necesitamos humanizar para humanizar al resto; y además lo que recibís de todo esto es impresionante. La vinculación pasa directamente con Manos Abiertas y desde ya que la organización está abierta a quien quiera acercarse, porque en cualquiera de las obras el acompañar es clave.
FUNDACIÓN MANOS ABIERTAS
Colaborá con el Equipo Madre Teresa como voluntario o con tus donaciones:
Av. Córdoba 1352 P. 7°, CABA
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