
El Grooming es una modalidad de acoso sexual virtual a menores de edad en el que adultos buscan ganarse la confianza de los chicos a través de Internet para manipularlos y extorsionarlos. Las consecuencias pueden ser gravísimas, por eso necesitamos estar bien informados, hablarlo con ellos y hacer la denuncia. Entrevistamos a Hernán Navarro, Director de Grooming Argentina, abogado y referente nacional en el tema.
¿Qué es el Grooming y hasta qué punto se conoce su existencia en la sociedad?
Nosotros definimos al grooming como el acoso sexual virtual a niños, niñas y adolescentes. Lo entendemos como la nueva modalidad de abuso sexual infantil, que trae como novedad la utilización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs). Lo primero que tenemos que interpretar como sociedad es que esto es un delito. Desde el año 2013, se incorporó a nuestro Código Penal en el artículo 131, a través de la Ley 26.904. Hoy, el único dato duro que existe respecto de esta problemática lo relevamos desde Grooming Argentina junto a la consultora Management & Fit: el 70% de los argentinos desconoce qué es el grooming. Creemos que en Latinoamérica se encuentra invisivilizada esta problemática y eso contribuye a la baja en las denuncias; es decir que hay una cifra negra de casos que no llegan a la justicia.
¿Cómo consigue un acosador la confianza de un chico?
Saben cómo hacerlo, esto va fluctuando, como en toda modalidad delictiva. Cuando se llega a estos groomers –los autores del delito-, nosotros observamos y analizamos que el denominador común de la conducta es la “caza”: tienen muchos perfiles en su haber, por eso cuando se activa una denuncia a través de la justicia es importante el trabajo de investigación.
¿A qué debemos estar atentos los adultos para intervenir a tiempo?
En primer lugar, tenemos que estar atentos a situaciones que nos llamen poderosamente la atención: las fluctuaciones en los estados de ánimo, la baja en el rendimiento escolar; voces de alerta que, si bien son generales, no hay que pasarlas por alto. Según nuestra experiencia en Grooming Argentina, también observamos, a partir de las denuncias que venimos recibiendo hace varios años, comportamientos más específicos: el nerviosismo al recibir mensajes en los distintos dispositivos, el estar conectados hasta altas horas de la noche, el ocultamiento de los dispositivos. Estos son indicadores más específicos, que alternados con los más generales del abuso sexual infantil –siempre teniendo en cuenta que la propia cuestión biológica del adolescente hace que por ahí implemente estas conductas-, son indicios para poder sentarnos con los chicos y conversar al respecto.

¿Se habla de este tema entre los propios chicos? ¿Es posible crear una red de contención entre pares?
Nosotros generamos redes para que los adolescentesadultos les hablen a los niños más pequeños, porque comparten el mismo vocabulario, hablan con los mismos códigos. La realidad es que el pibe le perdió el respeto al adulto en términos tecnológicos. Como el adulto no se ha logrado involucrar en la vida online de los chicos, hay una percepción que hace que los pibes piensen que papá, mamá o un docente no los va a poder ayudar a la hora de plantear algún conflicto en materia digital. Por eso nosotros estamos generando redes con los propios chicos para generar consciencia y adoptar mecanismos y medidas de protección o privacidad, de un uso responsable de Internet. Pero, como todo adolescente, esta percepción del peligro se ve lejana porque la propia Generación Z nació con esa habilidad del manejo de dispositivos y carece de esa percepción del riesgo. Necesitamos imperiosamente que los adultos se involucren en lo digital, que aprendan, no desde un lugar de especialistas en las tecnologías, sino desde estar alertas a un lado “B” de Internet, que lamentablemente conlleva a un montón de situaciones de exposición. Nosotros creemos que hoy el uso de las redes sociales está convirtiendo a los chicos en víctimas de extorsión permanentemente. Las cuestiones que tienen que ver con la hipersexualidad, el alcance a contenidos nocivos, no solo situaciones de grooming, sino situaciones de vulnerabilidad que los pibes atraviesan en el día a día. No podemos dejarlos solos.
¿Existe riesgo en el comportamiento de los propios padres en las redes sociales que pueda exponer a los chicos al grooming?
Hay un fenómeno que viene creciendo en relación a una problemática que se denomina sharenting, donde el adulto expone a los chicos sin tener en cuenta que visibilizan la vida de los chicos sin su consentimiento y sin ningún tipo de razonamiento a la hora de subir las fotos. Esto contribuye a la NO generación de consciencia del adulto de los peligros, de la protección de los datos personales, ni del resguardo de la intimidad. Por eso, el debate que nosotros estamos planteando es también a qué edad involucramos a los chicos en la tecnología, a qué edad le damos ese primer celular. No hay un criterio fundado por parte del adulto sino que se mide por el termómetro social, donde se plantea dejar afuera a un adolescente que no tiene una red social. Planteamos escenarios de discusión y reflexión, en los que la decisión de darle una red social a un chico esté fundada, esté ajustada a cada caso en particular, y al crecimiento y autovalimiento de cada chico.
¿Qué medidas debemos tomar si detectamos una situación de grooming?
En primer lugar, hacer la denuncia: es el único instrumento que rompe con la esfera privada para pasar a la pública. Lo primero es denunciar en la Comisaría cercana; es obligación de los funcionarios públicos ante un delito como este perseguir una investigación de oficio. Denunciando estamos evitando los desenlaces mucho más trágicos. Hay que plantearlo en estos términos porque lamentablemente una situación no resuelta hace que el pibe vaya al encuentro de una persona que lo fue acosando durante determinado tiempo y estaríamos ante escenarios gravísimos: redes de trata, un abuso con acceso carnal, escenarios de criminis causa donde para tapar un abuso puede haber un homicidio o un femicidio -como vimos en el caso de Micaela Ortega, una nena de 12 años que terminó siendo asesinada por un adulto que la engaño por las redes sociales-. Necesitamos tener la dimensión y el compromiso como sociedad para generar redes para la prevención y promoción. El desafío que tenemos es llegar cada vez a más gente para concientizar y poder capacitar a los distintos actores que deben brindar respuestas.
¿Qué tipo de ayuda brinda Grooming Argentina a las víctimas y sus familias?
Nosotros brindamos asistencia y representación integral a las víctimas. Tenemos equipos psicológicos que se activan en cada denuncia, brindando un acompañamiento desde la primera escucha. El equipo de legales acompaña en todo el proceso penal, desde la denuncia hasta el juicio oral, actuando como querellantes. Contamos con una línea de Whatsapp que opera las 24hs para recibir consultas y también denuncias. Es importante que la sociedad sepa que cuenta con una institución que acompaña en los tres momentos: antes, durante y después.
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