Familia y sociedad

Las parejas y el paso del tiempo.

Vivimos más tiempo, atravesamos más etapas y sufrimos muchos cambios a nivel personal. En el medio de todo eso está la pareja y se presenta el desafío de “renovar el contrato” año a año. Consultamos con Marcelo Ceberio1, Dr. en Psicología, quien trabaja con parejas hace casi 40 años y ha publicado varios libros en relación al tema.

¿Cómo cambia o evoluciona el vínculo de pareja a lo largo de los años?

La vida de un ser humano siempre está poblada de crisis, que son un pasaporte para el cambio. Esto tiene sus repercusiones en las relaciones de pareja, indefectiblemente. Yo hace 38 años que trabajo con parejas y en la terapia hay que recordarles: las diferencias que tienen actualmente fueron características por las cuales se eligieron. El tema es ver la atribución que cada uno en la pareja le da a esas diferencias; porque pueden ser interpretadas como una complementariedad o como un antagonismo. Los seres humanos crecemos, nos desarrollamos, evolucionamos, cambiamos nuestra escala de valores o permutamos gustos. Entonces ni yo soy el mismo después de 10 años de pareja, ni vos sos el/la mismo/a que elegí en ese momento. En esa doble complejidad, es necesario buscar espacios en donde la pareja pueda hablar, pensar y empezar a hacer una modificación o, por lo menos, explicitar los motivos por los cuales ha variado el nivel de complementariedad o el nivel de amor –porque eso se traduce en amor también–.

¿Para qué sirve la terapia de pareja?

Hay muchas parejas que vienen una vez al año a hacer un “re-contrato” de la relación. Yo creo que no amamos al otro en su totalidad, amamos fracciones: hay cosas que yo amo de vos, hay cosas que no me enamoran, y otras que directamente me desenamoran. Estas tres fracciones son móviles, y posiblemente aquello que en un momento me enamoraba de vos, ahora me desenamora. Esa es una cuestión completamente subjetiva, no son patrones universales. La terapia sirve para tomar conciencia sobre esto y pensar si es necesario cambiar, y quién tiene que cambiar: ¿yo tengo que cambiar mi percepción de vos y empezar a aceptarte, o vos tenés que cambiar esto que ya no me enamora? Yo creo que ni una cosa ni la otra. Lo ideal es intentar que cada uno haga una parte del esfuerzo: entre la aceptación de una parte y el cambio de la otra está la negociación para que la pareja pueda seguir adelante.

¿Por qué tenemos tanto miedo a aburrirnos como pareja?

Yo siempre tengo un punto de vista optimista. Creo que la pareja debe comunicarse y explicitar esto para ver de qué manera uno encuentra cosas que los motiven. Muchas parejas sucumben por el tema del aburrimiento, quedan ancladas en la rutina. Antes de sucumbir hay que hacer cosas para recuperar la sonrisa. La pareja debe enfrentarse con esto, y tal vez acudir a un consultorio psicológico para que un terapeuta los pueda ayudar a usar la imaginación y salir de la rutina.

Frente a lo inevitable… ¿Es posible llegar a una separación constructiva y madura?

Hoy no necesariamente se tiene que estar de acuerdo en la decisión de separarse. Lograr que los dos –o alguno de los dos– entiendan que lo mejor es la separación resulta muy difícil, más aún cuando hay alguien que resiste separarse. Yo creo que una buena separación tiene que ser mediatizada en un espacio terapéutico. En segundo lugar, yo diría que, como en general, es el hombre el que se va de casa, si hay hijos, se pueda ir en un momento en el que los chicos no estén, para evitar el “teleteatro mejicano”. Esto a la vez implica que el padre tenga un “lugar afuera” y es esperable que en ese lugar pueda alojar a los chicos, y que ellos tengan una habitación en su nueva casa. También es muy importante el mensaje que se les da a los chicos: siempre tienen que estar presentes los dos padres y fundamentalmente decirles que dejan de ser pareja, que van a tener dos casas y que ellos van a seguir siendo sus padres toda la vida. Este mensaje tiene que ser sumamente claro y corto, cosa de que los chicos puedan mostrar sus emociones y también puedan hacer preguntas. Además entender que los acuerdos económicos y del régimen de visitas tienen que ser muy claros, sino los chicos operan como una moneda de cambio. Un detalle que no es menor: la pareja se ha separado por sus disfuncionalidades comunicacionales y a veces quieren aclarar la discusión con las mismas características disfuncionales que los han hecho discutir. Entonces la intervención de un psicólogo es la posibilidad de poner sobre el tapete estas cuestiones nocivas que aparecen cuando el amor se acaba.

1 Director del Doctorado en Psicología (Universidad de Flores – UFLO). Director Académico e Investigación de la Escuela Sistémica Argentina (ESA). Director de LINCS (Laboratorio de Investigación en Neurociencias y Ciencias Sociales) de ESA-UFLO.

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